El jefe del Ejército de Israel, general Herzi Halevi, esperó al sexto día de la guerra para comparecer en público y adelantó que «Gaza nunca más volverá a parecerse a lo que era». Los israelíes han lanzado más de 6.000 bombas sobre la Franja en la venganza prometida por Benjamín Netanyahu contra Hamás y se preparan «para una incursión terrestre en cuanto la maniobra tenga luz verde», en palabras del portavoz militar Richard Hecht.
Halevi también reconoció que las fuerzas israelíes «no estuvieron a la altura» tras la ofensiva lanzada por Hamás. «Las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) son responsables de la seguridad del país y de sus ciudadanos y el sábado por la mañana en la franja de Gaza no estuvimos a la altura de eso. Aprenderemos, pero ahora es el momento de la guerra», aseveró.
A las puertas de la incursión terrestre en Gaza aterrizó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en Tel Aviv para decir a Israel que «mientras existan los EE.UU. nunca tendrá que defenderse en solitario, siempre estaremos a su lado».
Los israelíes refuerzan sus posiciones en torno a Gaza y levantan nuevas bases en las localidades vecinas. Ya se han movilizado 360.000 reservistas que esperan la luz verde para asaltar la Franja y comenzar una fase en esta guerra cuyo objetivo final es «atacar y desmantelar a Hamás, desmantelar su sistema», reveló Halevi, quien adelantó que «Yahya Sinwar, responsable de Hamás que ordenó la operación, y el resto de la jefatura de Hamás son hombres muertos».
La respuesta de los islamistas a un posible ataque por tierra llegó de la boca de Saleh Al Arouri, responsable del ala política del movimiento, quien aseguró que «por cada acción del enemigo, nosotros tenemos un plan» y una operación de este tipo «tendrá consecuencias catastróficas para el Ejército».
Crisis de rehenes
El alto mando militar israelí se refirió también a la situación de los secuestrados y afirmó que «todo lo posible para devolver a los rehenes a casa». Ante la previsión de una guerra larga que pueda dejar más bajas, Halevi recordó que «el precio de la guerra es alto y difícil». De momento Israel ha comunicado a 97 familias que tienen a alguno de sus seres queridos secuestrado.
Desde el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) informaron de los primeros contactos con Israel y Hamás sobre la crisis de los rehenes. «Como intermediario neutral, estamos dispuestos a realizar visitas humanitarias, facilitar la comunicación entre los rehenes y sus familiares y facilitar cualquier posible liberación», dijo Fabrizio Carboni, director regional de la organización en Oriente Próximo. Qatar, frecuente mediador entre israelíes e islamistas, también se ha ofrecido como mediador.
Mientras, los bombardeos se intensifican en Gaza y las milicias palestinas lanzan cada día cohetes a suelo israelí, superados los primeros días con combates dentro de Israel, el conflicto adopta un aspecto parecido al de anteriores operaciones en Gaza. Blinken aterrizó en un Israel que sigue en estado de ‘shock’ tras el colosal fallo de seguridad que permitió a Hamás superar la verja de seguridad. El jefe de la diplomacia estadounidense llegó con mensajes de apoyo y con ayudas concretas como «munición para el sistema de defensa anti-misiles y más material de defensa». Blinken dijo que los primeros cargamentos de munición han llegado y que más están en camino para que Israel cuente con todo lo que necesita.
Netanyahu fue el encargado de recibir al secretario de Estado y se mostró «totalmente de acuerdo con Joe Biden al calificar a Hamás de pura maldad. Hamás es ISIS (Daesh) y como ISIS fue aplastado, Hamás debe ser aplastado». La jornada fue intensa para un Netanyahu que vio cómo se formaba de manera oficial el Gobierno de emergencia con el dirigente opositor Benny Gantz para gestionar los días de guerra que sufre el país.
Las armas hablan y en Gaza no hay lugar seguro y tampoco hay salida. Los bombardeos dejan más de 300.000 desplazados internos y el único paso fronterizo que podía servir como vía de escape quedó fuera de servicio. Hamás informó que un bombardeó dejó un enorme cráter en la carretera de salida por el paso de Rafah hacia Egipto. Esto imposibilita la salida de la Franja y la llegada de la ayuda humanitaria que países como Jordania o Irak ha enviado por vía aérea al aeropuerto de Al Arish.