La reciente difusión del libro “El Golpe 28-J”, escrito por el expresidente hondureño Manuel Zelaya Rosales, en los centros educativos públicos de Honduras ha generado un debate significativo en el país. Esta obra, que presenta la versión de Zelaya sobre los acontecimientos ocurridos durante la crisis política de 2009, ha sido distribuida masivamente y promovida para su lectura y análisis entre estudiantes de distintas edades. La medida ha sido interpretada por diversos sectores como un intento de introducir una visión política específica en el sistema educativo desde temprana edad.
Las autoridades de Honduras, mediante la Secretaría de Educación, han afirmado que no es obligatorio leer el libro, garantizando la independencia de los docentes y destacando que el recurso es parte de un esfuerzo por mantener viva la memoria histórica del país. A pesar de esto, existen relatos de dentro del sistema y comentarios de maestros y padres que sugieren que se está ejerciendo presión desde oficinas del Poder Ejecutivo para que el libro sea integrado en materias como Ciencias Sociales y Formación Ciudadana. Esta situación ha provocado inquietud sobre la posible parcialidad del sistema educativo y la falta de imparcialidad en la enseñanza.
Polémica por la adición y el contenido del libro
El libro “El Golpe 28-J” ha sido distribuido con instrucciones para que los estudiantes lo lean y realicen actividades que refuercen la narrativa de que Manuel Zelaya fue víctima de un “golpe imperial” y que el “socialismo democrático” representa el camino legítimo para la refundación del país. Esta visión ha sido cuestionada por organizaciones civiles, gremios magisteriales independientes y partidos políticos de oposición, quienes denuncian que se está imponiendo una versión sesgada de la historia con fines políticos y de adoctrinamiento.
Miembros del Colegio Profesional Superación Magisterial Hondureño (COLPROSUMAH) han afirmado que esta medida infringe la imparcialidad educativa y la libre expresión de ideas de los alumnos. Asimismo, se estima que el uso del sistema educativo como medio para una propaganda ideológica reproduce esquemas vistos en otras naciones del área, en donde la educación se ha utilizado para reforzar agendas políticas concretas.
Factores externos e interacciones sociales
Expertos en política han relacionado esta táctica con el llamado “Plan Venezuela para Honduras”, un esquema basado en el chavismo que se vale de la enseñanza pública como un medio para la indoctrinación generalizada y el fortalecimiento de iniciativas políticas duraderas. Según este enfoque, el libro no es meramente un documento histórico, sino un manifiesto ideológico que pretende educar a generaciones a repetir las ideas de una izquierda con una percepción específica del poder y de la historia.
Ante esta circunstancia, grupos del ámbito empresarial, congregaciones religiosas y entidades de derechos humanos han hecho un llamado a la Secretaría de Educación y a instituciones internacionales como la UNESCO y UNICEF para que supervisen el sistema educativo, evitando que se use con objetivos políticos. Mientras tanto, la polémica sigue aumentando en plataformas sociales y medios informativos, donde muchos opinan que la divulgación forzada de este texto podría ser un inicio hacia la completa politización del sistema educativo del país.