
Con todo preparado para viajar hacia la zona a falta de la petición oficial de colaboración. Así han vivido las últimas horas en la ONG española Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE), desde que la tormenta Daniel devastó el noreste de Libia. Finalmente, la solicitud llegó y desplazan hasta allí doce voluntarios, tres perros y 800 kilos de material de rescate y de localización electrónica para trabajar en las labores de rescate en un área arrasada en un país dividido en dos por la guerra civil tras la muerte de Gadafi.
Acuden después de que el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional libio se pusiera en contacto con ellos este martes a través de su embajada en España para solicitar la ayuda de especialistas en rescates en situaciones extremas, explica a ABC el presidente de la ONG, Moisés Belloch. El equipo, compuesto por bomberos y sanitarios, ha despegado este miércoles desde Barajas en un avión fletado por el país norteafricano para enfrentarse a un escenario desolador en el que buscar supervivientes.
Las inundaciones y el consiguiente colapso de dos presas ha borrado del mapa un cuarto de la ciudad de Derna, donde han muerto 3.800 personas. El número de fallecidos en toda el área asciende a 5.200, por el momento, aunque las autoridades temen un posible aumento, dado que los desaparecidos suman más de 8.000. A pesar de las descorazonadoras imágenes y las cifras abrumadoras, la ONG IAE conserva la esperanza y confía en poder encontrar supervivientes de la tragedia.
«La rotura de estos pantanos ha provocado el derrumbe de muchos edificios, que han quedado parcialmente bajo el agua. Creemos que las personas en la parte inferior de estas construcciones de hormigón habrán fallecido, pero pensamos que en las plantas superiores pueden existir víctimas vivas atrapadas. Es difícil porque el tiempo juega en nuestra contra», señala Belloch.
Para poder valorar la situación y la conveniencia de desplazarse hasta Libia, los miembros de la expedición recibieron imágenes de la zona: «Nos han enviado fotografías y hemos visto lugares en los que consideramos que puede haber personas vivas. Confiamos en que haya gente cuyas heridas no sean graves para aguantar el tiempo atrapados. Esa es nuestra esperanza y la del Gobierno libio y, por eso, nos movilizan».
Con esta filosofía, el equipo comandado por Belloch, bombero de profesión, afronta la misión de inspeccionar todos los edificios en los que «haya posibilidades de localizar gente viva». «Hay zonas que ya están secas, pero otras siguen parcialmente inundadas. Si nos llevan en lancha hasta allí, también iremos», apunta.
Otras misiones
Tras un cuarto de siglo de existencia, la ONG ha participado en 14 misiones de rescate. La última fue en el terremoto de Turquía y Siria, en la que extrajeron con vida de entre los escombros a un joven de 26 años y, poco después, a un hombre y a su hija tras seis horas de trabajos después de varios días aprisionados bajo los restos de edificios de hormigón.
Argelia, El Salvador, Pakistán, Perú, Nepal, Ecuador, Sri Lanka… Son otros de los lugares en los que han intervenido con distintas labores y en los que han logrado auténticos milagros. «En el 99, localizamos a un hombre después de siete días. La nevera había caído de tal manera que había creado un espacio en el que tenía acceso a agua y comida. Sin embargo, son casos muy especiales (…) Si los atrapados están heridos, las lesiones se agravan», lamenta. Ahora confían en poder relatar a su vuelta a España algo similar.