El riojano cuaja una soberbia tarde y sale a hombros mientras que Talavante y Roca Rey se diluyeron en un tono gris
En la plaza de Logroño alguien se ha olvidado del reloj. Entras a la plaza, las nueve menos cuarto; suenan los clarines, las nueve menos cuarto; acaba la corrida, las nueve menos cuarto. Una plaza sin hora, sin tiempo, y ya se sabe lo …
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